lunes, 30 de octubre de 2017

ESCOCIA



ESCOCIA  dirigida por  Ginés Cruz

































ESCOCIA  dirigida por  Silvia Ortega Vettoretti



















ESCOCIA


Texto  y  fotografías:  Eugenia Galeano Inclán
Octubre 2017



Como bien se dice, "cada cabeza es un mundo".   Cada persona tiene sus propios pensamientos y percepción.  Por ejemplo, al leer un libro o ver una película, a la gente puede gustarle o no.  Habrá quien diga que es excelente y quien opine que no le encontró cualidad alguna.   Aparte de las preferencias individuales, también interviene nuestra situación emocional en ese momento, lo que estemos atravesando y las experiencias acumuladas.  Es decir, que ni nosotros mismos tenemos un gusto permanente o inquebrantable.  Esto obedece a que el ser humano está en constante evolución y lo vivido cambia las perspectivas.  Es probable que tú lo hayas comprobado si es que has releído uno de tus libros favoritos después de años.  Igual te sigue gustando, pero el impacto ya no es el mismo.  Tu enfoque ha cambiado y ves las cosas de otro modo.

En resumen, todo relato es captado según quien lo lee o escucha.  En el caso del teatro, cada director percibe un texto conforme a su particular visión, estilo, experiencia y trayectoria.  En consecuencia, fundamentará su montaje acorde a su propia visualización de la narrativa.  

En ocasiones, nos ha tocado ver una obra en diferentes montajes.  Lo común es que transcurran años entre una puesta en escena y otra, así que es es difícil hacer una comparación.  Ahora, dos jóvenes actores nos ofrecen la oportunidad de ver dos versiones de una obra al mismo tiempo.   

Con la inquietud de generar un proyecto propio y explorar sus habilidades histriónicas y corporales,  Sonia Franco  y  Pablo Marín  se impusieron el reto de embarcarse en algo bastante aventurado e innovador.  Elegir una obra, convocar a dos directores escénicos y actuar ambos en las dos propuestas.  

Para este experimento, la obra elegida fue ESCOCIA de la autoría de Gibrán Portela, joven dramaturgo y guionista mexicano.  En cinematografía se dio a conocer por ser el coautor de dos de las películas que más premios han obtenido recientemente -"Güeros"  y  "La Jaula de Oro", en tanto que en teatro se ha hecho merecedor, entre otros reconocimientos, del Premio Nacional de Teatro Joven Mancebo del Castillo en 2008 por "Alaska"  y  el Premio Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido po "Hay un lobo que se come el sol todos los inviernos".  

Luego, fundaron la Compañía Pato Lobo, para la cual ésta es su primera producción.  A fin de conseguir financiamiento, acudieron a una fondeadora, a través de la cual amigos, familiares y conocidos aportaron los recursos económicos que cada quien podía.  Es así como en 2015 surgió y pudo concretarse el Proyecto ESCOCIA.  

Junto con el productor, Raúl Morquecho, Sonia y Pablo convocaron a Silvia Ortega Vettoretti y Ginés Cruz, ambos reconocidos, con amplia trayectoria y visión diametralmente opuesta sobre cómo traducir un texto a lenguaje teatral para llevarlo a escena.

La complejidad de la propuesta representa un monumental reto para los dos actores.  Aquí no sólo tienen que memorizar un texto sino matizar sus parlamentos en forma y ritmo distintos, así como ajustar su corporalidad en el transcurso de la obra bajo las órdenes de diferentes directores. 

La historia versa sobre una joven que está huyendo.  Teme por su vida.  Había salido a divertirse, tomó de más y tuvo relaciones con un desconocido.  Luego, se desató la violencia.  Le asusta la sangre. La verdad, estaba tan ebria que no sabe con exactitud qué sucedió.  A su mente sólo llegan fragmentos aislados ... golpes ... gritos ... balazos.  Lo único que le queda en claro es que si no logra escapar, morirá.  El peligro es inminente y está acechándola.  Se encuentra en un lugar público, suciol, es probable que esté cerca de la carretera porque escucha el tráfico.

Observa su rostro en el espejo y se grita "¡Concéntrate!".  Está agotada, confundida y aterrorizada.  Queda la duda:  Si se comportara de otra manera, no estaría en este lío.  Acuden a ella imágenes pasadas y presentes, divaga.  Se pregunta:  "¿habrá futuro?".    No se da cuenta de que no está sola.  Un hombre la ha estado mirando.  No se conocen entre sí.  Al parecer, él también huye.  Como ella, está enfrascado sus propias vivencias, incluso, rememora su primer amor cuando aún era niño.  Por fin, sus miradas se cruzan.  Tal vez este encuentro sea para hacerse compañía ... 

El texto de Gibrán Portela es interesante.  A pesar de las ambigüedades --si la protagonista no sabe qué ocurrió, menos lo sabe el público--, el autor le da la estructura de un misterio a resolver, logrando con ello captar la atención del espectador, quien utiliza su imaginación para desenmarañar los hechos.  El relato es en presente, pero viaja hacia otros tiempos, así como a lugares y situaciones distantes.  La interacción entre los personajes es escasa, más bien cada uno de ellos está sumido en sus pensamientos, como suele suceder en momentos de crisis o desesperación.

El montaje de Ginés Cruz es psicodélico y vertiginoso, demandando gran destreza corporal de su elenco.  Lo ubica en una especie de salón privado en un antro.  La iluminación es tenue, casi ausente.  Predominan los colores oscuros, sobre todo, el negro.  La música es moderna y estridente.  Por decirlo de algún modo, divide el escenario en dos partes y coloca al actor y a la actriz por separado.  Dimensiona la comunicación en tal forma que aun cuando se supone que están conversando entre ellos, en realidad, están hablando de frente al público como si estuvieran monologando.

En cambio, el montaje de Silvia Ortega Vettoretti es pausado.  Ella da particular relevancia a las palabras y cuida que sus actores tengan perfecta dicción y provean las inflexiones de voz requeridas, así como las expresiones y movimientos corporales pertinentes.  Ubica la acción en un baño público.  El espacio está muy  iluminado.  Un músico ejecuta en vivo su instrumento, al lado del escenario, a fin de dar realce a ciertos momentos en forma estratégica.

Tanto Ginés Cruz como Silvia Ortega Vettoretti realizan un impecable trabajo de dirección, sus trazos escénicos son pulcros y definidos conforme a la percepción personal de cada uno.

El desempeño histriónico y corporal de Sonia Franco y Pablo Marín es extraordinario en ambos montajes.  Debido a que el personaje de Sonia es el eje central de la historia y tiene más parlamentos, Sonia destaca en lo histriónico.  Sólo una actriz de su talla puede proveer de tantos matices a su personaje.   Por su parte, Pablo hace gala de su corporalidad en el montaje de Ginés Cruz.  Es un caso de esfuerzo extremo por parte del elenco, una exploración a fondo para medir la fuerza de sus capacidades profesionales y la de sus habilidades físicas.

Complementan el equipo creativo:  Félix Arroyo en escenografía,  David Ortiz en diseño sonoro,  y  Gisel Sandel en diseño de vestuario.  Todos con acertados trabajos.

La producción es de la Compañía Pato Lobo.

Estamos ante un proyecto ambicioso, cuyo camino estuvo plagado de dificultades a vencer, pero, cuyo resultado, gracias a todos los participantes, fue llegar a buen puerto.  En ESCOCIA el gusto está en la diversidad.  En mi opinión, no puede decirse que un montaje sea mejor que otro, en virtud de que son tan distintos que no hay punto de comparación.  Tanto el vanguardista como el clásico son estupendos.  Aquí el que realmente sale ganando es el espectador.  En los foros en que se presentó ESCOCIA anteriormente, la mecánica era un montaje por función, es decir, tenías que acudir diferentes días para poder ver ambos.  En su temporada actual es la primera ocasión en que se representarán los dos montajes en una misma función.  Así que no pierdas esta gran oportunidad.  Además de aprovechar el 2 x 1, verás una impactante historia en dos versiones distintas con actuaciones memorables.  Primero verás la dirigida por Ginés Cruz y, tras un breve intermedio, la dirigida por Silvia Ortega Vettoretti.  

ESCOCIA
se presenta viernes a las 20:00 horas,  sábados a las 19:00 horas,  y
domingos a las 18:00 horas  en el
TEATRO BENITO JUÁREZ
ubicado en Villalongín número 15, colonia Cuauhtémoc
--cerca de la Estación Reforma del Metrobús--, Ciudad de México.
El costo de la localidad es de $141.00
con descuentos acostumbrados para personas con credencia vigente.
La temporada concluye el domingo 19 de noviembre de 2017.

lunes, 23 de octubre de 2017

HOMENAJE A ARTURO RÍOS


Enrique Singer,  Luz Emilia Aguilar Zínzer  y  Arturo Ríos

Mauricio Ríos,  Emiliano Ríos  y  Leticia Ríos

Arturo Ríos   y  Salvador Perches Galván

Arturo Ríos  y  Ángela Pastor

David Hevia,  David Olguín  y  Arturo Ríos


HOMENAJE  A  ARTURO RÍOS
Cuando el teatro me encontró,
me encontré a mí mismo

Texto  y  fotografías:  Eugenia Galeano Inclán
Octubre 2017


A lo largo de nuestra vida van sucediéndose encuentros con nuestros semejantes.  Desde que conocemos a alguien nos damos cuenta si hay empatía o antipatía.  En ocasiones con el tiempo, esto se revierte y descubrimos cualidades en aquel que nos era antipático, o bien, defectos en quien nos simpatizaba, de tal modo que la primera impresión no siempre es determinante.  Poco a poco vamos creando nuestra individual escala de afectos.  Habrá muchos a los que estimamos, varios a los que queremos, unos cuantos a los que amamos y muy picos a los que admiramos sinceramente.  Quizás por esto, durante nuestra vida asistimos a numerosas reuniones con amigos o familiares, otras tantas para celebraciones o encuentros amorosos, pero, lo cierto, es que muy de vez en cuando asistimos a un homenaje y es que no cualquiera es merecedor de reconocimiento.  

Debido a que el tiempo vuela, de esos pocos homenajes a los que asistimos, la mayoría son póstumos.  Todo homenaje es loable y emotivo, pero los verdaderamente cálidos son los que se llevan a cabo con la presencia del homenajeado en plenitud de facultades.   Esta es la única forma en que el evento sea disfrutado tanto por los asistentes como por el propio homenajeado.

Deberíamos hacer caso al poema que dio fama a la gran poeta sinaloense Ana María Rabatté, quien con "En vida, hermano, en vida" convoca a todos a expresar amor o admiración a las personas mientras viven.  Créanme, los homenajes en vida son maravillosos e inolvidables.

Hace unos meses los directivos del Teatro El Milagro ofrecieron un homenaje al extraordinario actor Arturo Ríos.  Para tal efecto, tanto el Consejo Directivo y Artístico de El Milagro, integrado por Daniel Giménez Cacho, Pablo Moya Rossi, David Olguín y Gabriel Pascal, como su equipo administrativo y técnico, se dieron a la tarea de planearlo, organizarlo y llevarlo a cabo con todo cuidado, sin dejar un solo cabo suelto.  Con la debida anticipación prepararon el material, redactaron y enviaron las invitaciones correspondientes.  Una vez más quedó demostrado que El Milagro no es sólo un foro sino que es uno de los más gratos y cálidos espacios dedicados al quehacer teatral que existen, gracias a la fuerza humana, creativa, administrativa y técnica que lo respalda.

En la fecha y hora indicadas fueron llegando uno a uno los convocados.  La primera sorpresa que nos llevamos es que era el propio Arturo Ríos, quien, con la sencillez que lo caracteriza, nos iba recibiendo sonriente a la entrada del Teatro, con un apretón de manos, un abrazo o un beso en la mejilla.

El evento dio inicio con unas palabras de bienvenida por parte de David Olguín, tras lo cual se proyectó un video muy completo y bien realizado, a través del cual el propio Arturo Ríos narraba su trayectoria profesional, incluyendo su curioso inicio en el teatro.

Resulta que Arturo no tenía definida su vocación.  De hecho, casi no conocía el teatro.  Si alguien le hubiera preguntado a qué se quería dedicar, hubiera respondido:  "quiero ser astronauta o fisicomatemático, o ya, de perdida, piloto de un jet".  

En los tiempos del movimiento estudiantil del 68 era difícil estudiar y había reprobado todas las materias, excepto Literatura.  Intentó estudiar Contabilidad, pero no le atrajo, así que optó por conseguir un trabajo a temprana edad.  Apenas tenía 17 años cuando entró a la CFE -Comisión Federal de Electricidad-.  Por su juventud e inexperiencia, se desempeñaba como auxiliar de oficina.  Entre las multiples fotocopias que sacaba día con día, en una ocasión le encargaron sacar fotocopias del libreto de una obra de teatro para los aficionados que formaban parte del Taller de Teatro de la CFE.  Arturo comenzó a sentir cierta curiosidad y, al momento de entregar las copias, fue invitado a asistir al teatro para que viera de qué se trataba.

Cuenta Arturo que "el día que entré al teatro, tuve una epifanía.  Sala a oscuras, vacía, luz de trabajo.  La atmósfera, el silencio, la oscuridad me atraparon.  Fue cojo un regreso al útero, lugar primigenio, donde no hace falta nada".  

Sobra decir que tan pronto como pudo, se integró al Taller de Teatro de la CFE y continuó en éste por algún tiempo, pero, simultáneamente, comenzó a hacer sus pininos en pequeñas obras ajenas al Taller.  

Por ejemplo, trabajó con Enrique Alonso "Cachirulo", lo cual le encantó, puesto que se sentía como parte de un cuento.  Luego, poco a poco, llegaron papeles más relevantes.

Formó parte de la CNT -Compañía Nacional de Teatro- en ese entonces comandada por Ricardo Pascual y Luis Gimeno. Dado que había sido alumno de Luis Gimeno, fue llamado junto con otros discípulos veinteañeros, para hacer papeles pequeños.

También trabajó en el Bar Guau (ubicado en la esquina de Altavista e Insurgentes en CDMX), bajo la dirección de Julián Pastor.  En 1985 entró al CET -Centro de Experimentación Teatral- dirigido por Luis de Tavira.  Luego a un proyecto del INBA -Instituto Nacional de Bellas Artes- con Martín Acosta.  Comenta Arturo que, desde luego, no tenía el protagónico sino que ocupaba un lugar estratégico.

Comenzó a hacer teatro con Teresa Rábago.  Allí, con la obra "El Otro Exilio", la APT -Agrupación de Periodistas Teateales- le otorgó un premio como mejor actor.  A principios de los 80 fue cuando se integró al Taller del Sótano con José Acosta, Teresa Rábago y Rodolfo Arias.

En el video que se proyectó durante el homenaje, algunas personalidades vertieron su opinión con respecto a Arturo Ríos. He aquí pqrte de lo que dijeron:

Damián Alcázar:  "Arturo es un actor de teatro de bajo presupuesto, de medio presupuesto y de alto presupuesto".
Alberto Lomnitz:   "la marca del buen actor se nota en el ensayo al ver cómo fija con precisión".
Ana Graham:  "Para mí, Arturo es el mejor actor de teatro".   Comentó que para "Devastados", ella quería un actor capaz de hacer cualquier cosa.  Arturo le dijo que le había gustado, pero lo consideraba demasiado violento, así que declinó la propuesta.  Ana perseveró en su intento hasta que logró integrar a Arturo en su elenco.
Laura Almela:  "Arturo es un actor en toda la extensión de la palabra", y agregó:  "Ve esta grabación cuando estés viejito, en tu reposet".
David Olguín:   "Arturo, te mereces todo, gracias por tenerte en El Milagro".
Antonio Castro:  "Es un homenaje más que merecido".
Joaquín Cosío:  "generoso obsequio de tu talento".
Martín Acosta:  "eres el actor más valioso que he tenido".
Juan Villoro:  "frases mías son mejores gracias a las entonaciones que Arturo les da (El Filósofo declara)"  ... "Encontrar a alguien que encarna el teatro" ...  "lo mejor del teatro que yo he escrito es porque lo representa Arturo Ríos".

Con palabras en igual tono de aprecio y admiración, también participaron en el video David Hevia,  Emma Dib, Ignacio Ortíz,  Diego Jáuregui, Rubén Cristiani, entre otros.

Aparte de la vida laboral de Arturo Ríos se revelaron algunos aspectos de su vida privada y nos obsequiaron algunas anécdotas.  Con la ingenuidad de los niños, en una ocasión su hermana mientras pelaba unos mangos tuvo una ocurrencia al ver un gusano y le dijo a Arturo"  "Si no te lo comes, no quieres a mis papás".  Arturo no tuvo más remedio que comérselo para demostrar que amaba a sus padres.   Comentó que su infancia fue feliz y que vivió rodeado del amor de sus padres y sus hermanos, a quienes, por cierto, causó tremendo asombro cuando les comunicó que se dedicaría a la actuación.

En su hogar, su mujer e hijo ya están acostumbrados a la profunda entrega de Arturo a su trabajo.  Si tiene que aprender sus líneas en poco tiempo, es capaz de decirles  "Hagan sus planes, váyanse un mes de vacaciones porque en un mes tengo que tener listo el texto".  

Mención especial merece Ángela Pastor, quien tuvo a su cargo la realización del extraordinario video que resultó tan interesante y ameno para todos los asistentes.   Ángela investigó a fondo la trayectoria de Arturo, a fin de ilustrar con imágenes, carteles o programas de mano determinados momentos.  Coordinó citas e hizo las entrevistas plasmadas.  Finalmente, editó lo que había recopilado.  Fue tan eficaz en su labor de que todos le dijeran algo, que logró captar hasta un sonoro ladrido ante el micrófono por parte del perro de casa de Arturo.

Al finalizar la proyección, se llevó a cabo la ceremonia para rendir el homenaje.  El panel estuvo integrado por:  Gabriel Pascal,  David Olguín,  Luz Emilia Aguilar Zinzer,  y  Enrique Singer.

El primero en hablar fue Gabriel Pascal.  Luego algunos por parte de David Olguín, quien mencionó:  "Desde Pedro Infante hasta Ingmar Bergman, Arturo ha recorrido todos los matices" ... "tiene un gusto particular por lo intenso" ...  "Arturo nos recuerda la grandeza del teatro"  ... "tiene una pizca de neurosis que lo hace exigente consigo mismo y con los demás"  ... "ha sabido hacer del teatro un templo"  ...  "su entrega es sublime".

Luz Emilia Aguilar Zínzer, reconocida crítica teatral preparó un largo discurso que llevaba en su tableta tecnológica, donde hizo numerosas referencias a literatura relacionada con el teatro y, en particular, con la actuación.  Aseveró:  "Arturo Ríos tiene ética.  Encarna la defensa de la fe como parte de la duda y la incertidumbre.  Tiene gran apertura a la complejidad de las expresiones humanas.  Si uno quisiera escribir la historia del teatro, tendría que seguir la trayectoria de Arturo Ríos".

Por su parte, Enrique Singer, Director de la Compañía Nacional de Teatro, no llevó documento alguno y prefirió hablar desde el corazón.  Comenzó diciendo:  "trabajamos juntos en el Bar Guau y no éramos los mejores".  "Después trabajamos juntos en el CET e hicimos un pacto de amistad ... realmente nos hicimos cómplices pero no sólo en el teatro".  "La ética es algo que no se aprende, la ética es amor.  Arturo Ríos me ha hecho reflexionar sobre la amistad, realmente me siento parte de su familia.  Jugaba póker con sus papás (y les ganaba)".

"Recordando a Platón en diálogo sobre la amistad ... sólo sabe que la amistad es interesada.  Me quedé pensando ¿Arturo qué me puede dar?
Arturo me ha enseñado que la amistad es algo que va mucho más allá".  

Después de tan emotivas palabras, se procedió a develar una placa conmemorativa  (que ahora se encuentra colocada en la pared junto a las escaleras del Teatro El Milagro, por si desean verla).  

Estaba previsto que develaran la placa Leticia Ríos y Mauricio Ríos -hermanos de Arturo- y  la gran actriz Laura Almela.  Sin embargo, Laura, por cuestiones de trabajo, no pudo llegar y delegó el honor en Emiliano Ríos, hijo de Arturo.

Se leyeron unas líneas que Laura Almela dejó por si no lograba llegar, en las cuales felicitaba a Arturo con cariño.  Leticia Ríos comentó "dentro de mi sencillez, sé lo grande que es Arturo".

Para cerrar el acto, Arturo visiblemente conmovido y agradecido dirigió unas palabras a los asistentes.  Entre otras cosas, dijo:  "El arte es el presente y no se vuelve a repetir.  El teatro es lo que más se asemeja a la vida misma.  A veces es difícil porque le duele a uno el estómago o porque se peleó con la pareja.  Mi vida cambió a partir del teatro.  Cuando el teatro me encontró, me encontré a mí mismo.   He podido explorar mis propios miedos, mis propias angustias ... en el teatro viene uno a drenarse".  

"Agradezco a los organizadores, a los asistentes, a mi compañera Mónica Torres, a mi hijo Emiliano, a mis hermanos aquí presentes -Leticia y Mauricio-.  Mis padres y mi hermana Alicia están en mi corazón".

Sin lugar a dudas, Arturo Ríos es un actor prodigioso y polifacético que ha dado vida a cientos de personajes.  Un hombre que descubrió su vocación por azares del destino, pero ésta le llegó con la fuerza de un huracán.  Arturo Ríos vive y siente el teatro.  Tras escuchar a tantas celebridades hablar con respeto, cariño y admiración de Arturo Ríos, cuán orgulloso debe sentirse Emiliano Ríos de su padre.   Muy loable por parte de Teatro El Milagro ofrecer este homenaje tan oportuno, cálido y especial que jamás olvidaremos.

Con bocadillos y mojitos cortesía del Bar Milán la noche concluyó en un grato convivio entre homenajeado e invitados.

lunes, 16 de octubre de 2017

BATTLEFIELD


 Fotografía de   © Caroline Moreau

Jared McNeill, Carole Karemera, Ery Nzaramba

 Fotografía de   ©  Caroline Moreau

Sean O’Callaghan, Carole Karemera, Jared McNeill, Toshi Tsuchitori

 Fotografía de   ©  Caroline Moreau
Jared McNeill, Sean O’Callaghan, Ery Nzaramba, Carole Karemera

Fotografía de:    ©  Pascal Victor / ArtComArt
Jared McNeill, Carole Karemera, Ery Nzaramba (de espaldas: Sean O’Callaghan)


BATTLEFIELD

Por:  Eugenia Galeano Inclán
Octubre 2017


El multilaureado autor Peter Brook nacido en Londres, Inglaterra, en marzo de 1925, es considerado como uno de los más destacados creadores de teatro a nivel mundial.  Además del teatro, ha trabajado en óperas y cinematografía.  Se ha dedicado a la docencia y es autor de varios libros que son referentes para el teatro.  

Su talento es indiscutible.  Cuando apenas tenía 22 años fue nombrado Director de la Royal Opera House, emblemático teatro inglés, donde comenzaron sus éxitos. Poco después se hizo más conocido a través de importantes producciones en Europa y Estados Unidos de América. Más adelante, regresó a su tierra natal para trabajar en la Royal Shakespeare Company.  En 1968, participó en el taller teatral de Jean-Louis Barrault en París, Francia. Allí tuvo oportunidad de trabajar por primera vez con actores de diversas culturas, lo cual le entusiasmó tanto que a partir de entonces es una de las principales características de su labor teatral.

Esto lo llevó a explorar otros continentes y formas de vida.  En 1972 llevó a su grupo a una gira por África y dieron funciones en lugares insospechados, como en pleno desierto del Sahara o en poblaciones donde nunca antes habían visto teatro.  Todas las experiencias que ha acumulado Brook han incrementado su sensibilidad y abierto nuevos horizontes para su exploración.  El resultado es un teatro único que ha derribado estereotipos y cuyo propósito principal es lograr la comunión entre lo que ocurre en escena y el espectador.

Actualmente, Peter Brook es el director del Centro Internacional para la Investigación Teatral, cuya sede es la ciudad de París, en Francia. Desde hace 40 años, sus representaciones se llevan a cabo en un teatro quemado descubierto por él, ubicado a un lado de la Estación del Norte, al cual nombró Les Bouffes du Nord, además de las giras a lo largo de todo el mundo.

Ahora, es precisamente la compañía francesa Théatre des Bouffes du Nord la que ha traído a la Ciudad de México BATTLEFIELD (Campo de batalla), concebida por Peter Brook y Marie-Hélene Estienne, quienes también la dirigen. Los creadores se inspiraron en el poema épico y mitológico de India, en la versión de Jean Claude Carriére, de la cual hicieron una mismo adaptación.

El Mahabharata es el poema épico más largo que ha existido y se aborda todos los aspectos de la existencia humana, haciendo referencia también al planeta que habitamos.  A finales de la década de los 80 Peter Brook presentó "El Mahabharata", inspirada en dicho poema.  Recopilar todo aquello que Brook consideró relevante dio como resultado que la obra tuviera una duración de 9 horas.  BATTLEFIELD es un fragmento de aquella representación de hace tres décadas.

BATTLEFIELD versa sobre una guerra de exterminio que causó terribles estragos a los Bharata, los Pandavas y los Kauravas.  Fue una terrible masacre que prácticamente los hizo desaparecer. Según el texto original fueron alrededor de diez millones de muertos.

La acción comienza cuando al disiparse el polvo, los sobrevivientes se ven rodeados de cadáveres.  Yudishtira, el mayor de los Pandavas, es proclamado rey, algo que había anhelado por mucho tiempo, pero, ahora su triunfo conlleva el sabor de la amargura.  Se siente devastado, puesto que acaba de perder a sus hijos, a su familia y a sus aliados, además de carecer de la vista.

Tanto el antiguo rey como el nuevo entran en un conflicto existencial, no alcanzan a determinar si triunfaron o si fueron derrotados.

Aun cuando se atraviesa una tragedia tan inmensa, el relato habla sobre la esperanza.  No puede revertirse lo sucedido, es imposible revivir a los muertos, no estamos exentos de sufrir traiciones, golpes, experiencias dolorosas ni desgracias, pero, lo importante es siempre seguir adelante y tomar lo nefasto como aprendizaje.  Cada quien libra sus batallas personales, no se necesita estar en medio de una guerra.

El texto es una verdadera joya proveniente de la pluma de Peter Brook y Marie-Hélene Estienne.  Un relato entrañable que luce atemporal, en virtud de que los sentimientos de una persona pueden ocurrir en pasado, presente y futuro.  Como de costumbre, no sólo se capta la atención del espectador, sino que éste queda tocado y conmovido por lo que sucede en el escenario.  Igualmente, la labor de dirección por parte de los autores es extraordinaria.  A pesar de que los actores casi no se desplazan y están prácticamente estáticos, logran que el público vea mucho más allá de las cinco personas en escena, visualizando multitudes, cadáveres o lo que sea conforme a la narrativa.  Auténtica magia teatral. 

El montaje es sencillo, en el más puro minimalismo.  Oria Puppo, diseñadora de vestuario, opta por telas pesadas y lo realiza a base de tunicas en tonos ocre y marrón, sin calzado alguno.  El diseño sonoro es provisto por la resonancia de las percusiones de un tambor ejecutado en vivo muy cerca del elenco por Toshi Tsuchitori, con gran maestría, al ritmo de las palabras y las pausas.  La iluminacion precisa por parte de Philippe Vialatte.

BATTLEFIELD fue presentada en idioma inglés con supertitulaje a cargo de Héctor Flores Komatzu.

El elenco está conformado por:  Karen Alridge,  Edwin Lee Gibson,  Jared McNeill  y  Sean O'Callaghan.  Todos ellos con excelente dicción, dando los matices apropiados a cada frase y la intención exacta a cada palabra, conscientes de que la fuerza del montaje es el texto y la forma en que ellos lo transmitan con palabras y silencios es como lo recibirá el público.  Todo actor sabe que es más difícil contenerse que explayarse.  Estos cuatro histriones, aparte de trabajar en la creación del personaje que a cada uno toca encarnar, van de la mano de sus directores a mostrar una contención poco veces vista y movimientos muy mesurados.  

Como siempre, un gozo y un privilegio para el espectador poder ver una representación de uno de los autores más legendarios del planeta.  En estos días aciagos, tras las catástrofes por eventos de la naturaleza que se han sufrido en el territorio nacional, BATTLEFIELD nos cae como anillo al dedo, brindándonos un bálsamo para el corazón y un rayo de esperanza hacia el futuro.

Théatre des Bouffes du Nord presentó BATTLEFIELD los días 5 y 6 de octubre de 2017 en el TEATRO DE LA CIUDAD ESPERANZA IRIS en la Ciudad de México, con el apoyo y colaboración de la Coordinación del Sistema de Teatros de la Ciudad de México en alianza con las productoras LadoBe y Magnífico, además de la Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM-, a través del Centro Universitario de Teatro -CUT- y de la Cátedra Ingmar Bergman.


MENSAJE DE PETER BROOK A MÉXICO

Peter Brook ha visitado en varias ocasiones nuestro país y le tiene un especial cariño.  Con BATTLEFIELD no pudo venir, pero envió un emotivo mensaje a finales de septiembre, el cual fue transmitido en redes sociales e incluido en el programa de mano.  Si alguien no escuchó o leyó el mensaje, o bien, quiere releerlo, lo transcribimos a continuación: 

"Después de 60 años tengo a México aquí en el corazón, pero ahora no puedo hablar mucho porque no tengo las palabras, únicamente puedo hablar con el corazón. 

En el espacio estamos lejos, pero estamos muy cerca ...

Desde mi primera visita a México he pensado y escrito sobre la riqueza y asombrosa calidad de su gran civilización antigua con todo su poder, fuerza y sufrimiento tremendamente intenso;  esto ha sido siempre México para mí.

Hoy no hay palabras posibles para hablar sobre la tremenda experiencia que viven proveniente de este planeta, esta tierra, que se estremece en este momento y nos estremece a todos de muchas formas violentas. Juntos sentimos que éste no ha sido un momento para rendirse sino por el contrario para sentir solidaridad cercana con ustedes.

Los actores, los técnicos y el pequeño equipo que ha hecho BATTLEFIELD está cargado con el más profundo deseo de estar cerca y así pese a todo, el plan -que es una necesidad antes que nada- de representar BATTLEFIELD en México ha continuado.

Me gustaría estar con ustedes pero si bien el corazón es fuerte, no tengo más la fuerza por parte del cuerpo para emprender este viaje, pero con los demás somos uno, a través de algo que nos vincula y nos une a todos, algo que viene de cuanto ha vivido la Humanidad durante miles de años.

BATTLEFIELD es un fragmento de esta gran o obra épica de la India, El Mahabharata, al que dedicamos mucho tiempo y la volvimos una larga obra de nueve horas pero habiendo hecho eso sentimos que si bien, asombrosamente, El Mahabharata habla de guerra, conflictos, desastres ... habla de esperanza.

Presentarlo en la actualidad es un imperativo. En cada lugar que hemos presentado esta parte de El Mahabharata, a la que llamamos BATTLEFIELD, la gente siente:  'esto es para nosotros hoy en día'.  Estamos todos en un campo de batalla en muy distintas índoles, incluso desde la tierra misma.

En El Mahabharata aparece el planeta mismo quejándose, por no ser tratado y amado suficientemente, entonces emana una fuerza interna proveniente del suelo, una parte de la vida que obraba años atrás y que funciona igual, ahora.  Frente a esto, hay sólo algo que sentimos todos, debemos traer la vida, a través de ese medio: el teatro, donde tantas personas pueden reunirse por un instante intenso y corto y sentirse nutridos.  Al final, la espera y el valor los dan ver a todos juntos, que nada es más fuerte que la vida misma.  La vida va más allá de todo, ¿de dónde sale? No sabemos pero está ahí y está dentro de todos nosotros.

BATTLEFIELD no termina con un campo de batalla pero hace una expresión viva sobre cómo todos podemos ir más allá.

Recuerdo los tiempos de mis primeros viajes a México, en ese entonces, a lo largo de la parte sur del continente americano había una frase revolucionaria que recuerdo y siento en mi corazón aún ahora, cualquiera que fueran las circunstancias, las dificultades o el dolor, todos juntos podemos pronunciar de cara a esto: ¡SÍ SE PUEDE!.

Y yo sé que en México, con todos sus muy profundos recursos vivos, SE PUEDE.

Gracias a todos.

Peter Brook

Septiembre 2017."

viernes, 6 de octubre de 2017

LA SEMILLA






 
LA SEMILLA

Texto  y  fotografías:  Eugenia Galeano Inclán
Octubre 2017

Desde nuestra niñez asociamos la semilla con vida.  Esto se debe a que, para que los niños tomen mayor conciencia de la naturaleza, en las escuelas acostumbran hacer el ejercicio de que cada niño experimente el sembrar una semilla -por lo general, en un vaso-, la cuide, la riegue y compruebe cómo comienza a crecer una plantita.  Conforme crecemos, nos damos cuenta de que las semillas no sólo se relacionan con las plantas sino con la vida en general de muchas especies del reino animal, incluidos, desde luego, los humanos.  A través de múltiples investigaciones, la ciencia ha logrado determinar incluso el ADN y hoy en día se sabe mucho más de sus componentes.
Así mismo, ya sea en literatura o en pláticas, la gente suele referirse metafóricamente a la semilla de alguien tanto por aspectos físicos como circunstanciales.  Por ejemplo, ciertas familias tienen una cierta predisposición a sufrir enfermedades, o bien, son propensos a sufrimientos.  En el caso de enfermedades, obviamente se debe a la genética heredada.  En cambio, si se tratara de accidentes, es común achacarlo al karma y, por el contrario, si se trata de actividades delictivas se atribuye a hogares disfuncionales o simple falta de educación o cuidado.
De cualquier modo, toda semilla es el punto de partida de algo.  También de la inspiración.  En el caso de LA SEMILLA, a Edgar Chías le bastó tener conocimiento de una noticia fuera de lo común.  Se trataba de una abuela y su nieto que se encuentran sin saber del parentesco que los une, dado que no se conocen, luego se enamoraron y deciden coronar su amor con un hijo.  Algo bastante extraño que a cualquiera impactaría, pero que en la mente de Edgar Chías provocó el deseo de desarrollar una historia.  Si ya era extraño que conforme a la clásica tragedia griega, Edipo desposara a su madre, resulta más sorprendente el amor entre abuela y nieto.
El texto de Edgar Chías aborda un universo básicamente femenino.  Las protagonistas son abuela, madre, hija y una socióloga interesada en el caso.  El único actor complementa la trama cuando se requiere de un elemento masculino. Tanto el relato como la estructura cautivan al espectador.  La estructura que utiliza Edgar Chías es similar a la de las series, es decir, va proporcionando información poco a poco mediante entregas.  Sin orden cronológico, el tiempo va y viene entrelazándose.  Toca al público estar atento para captar el panorama completo y lograr una mejor comprensión.  Se supone que en el caso de LA SEMILLA, ésta consiste en un estigma que hace que las mujeres de esa familia se enamoren de quien no deberían.  Sin embargo, la hija parece estar determinada a romper la tradición y comenzar a partir de cero, despojándose de su pasado, aun cuando esto implique romper todo tipo de lazos.  El relato abarca diversos temas como el uso de la tecnología, el amor, la pasión, la infidelidad, el abuso infantil, las relaciones familiares, las decisiones personales y los momentos claves para sucumbir o escapar.
Como de costumbre, Edgar Chías da gran relevancia al sentir interno de sus personajes, el cual delinea meticulosamente con su fina pluma.  En cuanto al montaje, para cualquier director es un reto traducir a lenguaje teatral lo escrito por Edgar, en virtud de que es un autor que no incluye acotaciones, dando por igual libertad y dificultad a quien lo lleve a escena.  En lo que se respecta a LA SEMILLA, Gabriela Ochoa no sólo vence el reto sino que se perfila como una de las mejores directoras de escena en México por su formidable trabajo de dirección.  Enmarca el relato en un entorno atemporal en tres planos, donde la acción se dimensiona, añade ejercicios corporales fuera de lo común que llegan hasta a poner de cabeza a alguien del elenco, y las escenas fuertes las maneja con tal delicadeza que el espectador se percata de lo que sucede, sin necesidad de presenciar algo chocante o grotesco. 
La acción comienza cuando una mujer completamente desnuda camina por una carretera. ¿Qué le habrá ocurrido a esta joven para atreverse a salir a la calle sin siquiera vestirse?   Se revelará más tarde que se trata de Olinda, una chica que estuvo estudiando un tiempo en el extranjero y cuando regresó a su casa ciertas circunstancias hicieron que se enterara de "la huella ... el testimonio de los errores de otra generación".  En un momento dado, piensa para sí que "el tren de tu vida y la mía se impactaron y descarrilaron". 
El elenco está conformado por:  la bella Surya Mcgrégor, interpretando a dos personajes la socióloga y la abuela,  Mahalat Sánchez encarnando a la sensual madre,  Raúl Briones como los personajes masculinos,  y  la hermosa Sofía Sylwin dando vida a Olinda, la joven tierna con tremenda fuerza interior.  Las tres actrices hacen gala de sus dotes histriónicas y corporales, en tanto que Raúl hace bien su trabajo, pero, quizá por los personajes, ocupa un plano alterno sin lucimiento.
El resto del equipo creativo lo integran:  Jesús Hernández en diseño de escenografía y de iluminación,  Mario Marín del Río en diseño de vestuario,  Genaro Ochoa en música original y diseño sonoro,  Carolina Garibay en asistencia de dirección,  Miguel Romero en producción ejecutiva,  Axela Valadez en asistencia de vestuario,  Idalí Osnaya y Josué Cabrera en asistencia de producción,  Edmundo Luján en difusión y relaciones públicas,  Elda Mar y Campo Escénico en realización de vestuario,  Macedonio Cervantes, Eusebio Cervantes, Jaime Lule, Leonardo Ramírez, Roberto Águila, Rodolfo Cruz, Juan Carlos Cruz, Jorge Ramírez, Luciano Martínez, Jaime Mejía, Noé Hernández, Iván Cervantes y Campo Escénico en realización de escenografía,  Passo De Gato en pintura escénica,  Jessica Alvarado en administración de TeatroSinParedes.
LA SEMILLA es presentada por la Secretaría de Cultura,  Conejillos de Indias,  Teatro en la Margen,  y  TeatroSinParedes.
Entérate de todo lo que Olinda descubre acerca de su familia en esta original historia escrita por Edgar Chías, experimentado y talentoso dramaturgo,  bajo la dirección de la sensible Gabriela Ochoa, mientras disfrutas de las entrañables actuaciones de tres hermosas mujeres Surya Mcgrégor, Mahalat Sánchez y Sofía Sylwin, acompañadas de Raúl Briones.  Saldrás con la esperanza de que se puede romper con todo aquello que te lastime si tienes la intención de renacer.  Teatro de calidad realizado por un extraordinario equipo.  ¡No te la pierdas!  Apresúrate, sólo quedan unas cuantas funciones.

LA SEMILLA
se presenta jueves y viernes a las 20:00 horas,
sábados a las 19:00 horas,  y  domingos a las 18:00 horas  en el
TEATRO EL GRANERO XAVIER ROJAS del CENTRO CULTURAL DEL BOSQUE
ubicado en Paseo de la Reforma y Campo Marte sin número, Bosque de Chapultepec
-atrás del Auditorio Nacional-, Ciudad de México
La temporada concluye el domingo 15 de octubre de 2017.
 
Las localidades tienen un costo de $150.00, para Gente de Teatro: $45.00
Jueves al Teatro:  $30.00,  Viernes al Teatro en Bici: $45.00.  Descuentos acostumbrados con credencial.