LAS MUSAS HUÉRFANAS
Texto y fotografías: Eugenia Galeano Inclán
Marzo 2017
La familia constituye nuestra raíz. Desde su nacimiento, el bebé comienza a familiarizarse con su entorno. El primer lazo que tiene con sus semejantes es a través de sus padres. En la actualidad, es común que tanto padre como madre trabajen, a fin de compartir ingresos y gastos, pero, aún en este caso, la costumbre generalizada es considerar al padre como el proveedor primario del sustento del hogar y las necesidades económicas, en tanto que a la madre como la encargada del hogar y, por tanto, la más cercana a los hijos. Al principio, es la encargada exclusiva de la lactancia, más adelante, la que prepara los alimentos, sirve la comida, limpia la casa y la ropa, vigila que los niños tengan hábitos de higiene y cumplan con sus responsabilidades, la que siempre va a las reuniones escolares y mucho más. Todo esto hace que se genere hacia ella un apego inquebrantable.
El amor se prodiga por igual a ambos padres, pero, para los hijos la madre representa la columna vertebral del hogar. Si la madre fallece, sus vástagos son quienes más sufren. Sea cual fuere la edad que tengan se sienten desamparados. Ante lo contundente, no pueden hacer nada, no hay forma de cambiar el destino y, tras pasar las etapas del duelo, habrán de resignarse. Sin embargo, si la madre se marcha del hogar por voluntad propia, la herida que deja en los hijos es profunda y continúa abierta por siempre. Ellos quedan marcados por el abandono, anhelando su regreso.
Este es el tema central que eligió Michel Marc Bouchard para su obra LAS MUSAS HUÉRFANAS ("Les muses orphelines"). Michel Marc Bouchard es uno de los más destacados dramaturgos canadienses. A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos premios, galardones y reconocimientos. Se inició en la dramaturgia en el año de 1983 y desde entonces ha escrito alrededor de 25 obras. Una de las características de su trabajo es que define el sentir de sus personajes con agudeza y precisión cual si pudiera radiografiar el estado emocional. Sus temas son diversos, pero los enfoca desde la particular mirada de quienes lo viven.
En México lo conocemos gracias a que Boris Schoemann se ha dado a la tarea de llevar a escena varias de las obras de este autor, comenzando por "Los endebles o la repetición de un drama romántico" --la que dio origen a la denominación de la Compañía Los Endebles, fundada y dirigida por Boris Schoemann--, para luego seguir con "El camino de los pasos peligrosos", "La historia de la oca", "Tom en la granja", "Bajo la mirada de las moscas".
En el caso de LAS MUSAS HUÉRFANAS, los integrantes de la compañía Los Cuatro Gatos Linklater fueron quienes decidieron hacer el montaje y convocaron a Boris Schoemann para hacerse cargo de la traducción y la dirección de la obra.
El relato de LAS MUSAS HUÉRFANAS versa sobre cuatro hermanos -tres mujeres y un hombre-. Cuando eran pequeños, de un día para otro, la madre sale por la puerta y no regresa. El padre se encarga de los hijos y hace hasta lo imposible para que estén bien, pero ellos han quedado sumidos en el desamparo y la incertidumbre. ¿Cómo podría una criatura entender que su mamá se fue? Piensan que el tomar esa decisión implica que no los ama, al menos, no lo suficiente. Crecen con este estigma y el corazón roto. "El tiempo se detuvo cuando ella se fue". No hay que dejar de lado que a temprana edad es cuando se es más sensible a los eventos traumáticos, razón por la cual los psicoterapeutas suelen hurgar en la infancia de sus pacientes.
Los miembros de la familia Tanguay son muy distintos entre sí, por lo que cada uno de ellos ha enfocado el abandono desde su propia perspectiva. La mayor, Catherine de algún modo asumió el rol de madre de sus hermanos, sin dejar de pensar que en su momento formaría su propio hogar, pero las relaciones que ha tenido son efímeras. Por un lado, quisiera tener una pareja permanente, por otro, no gusta del compromiso. Luc, por su parte, siente tal fascinación por la figura materna que no hay nada que le provoque más felicidad que usar sus vestidos. Lo malo es que todos los del pueblo lo creen loco al verlo pasearse con ropa femenina. Martine es lesbiana declarada. Ella optó por alejarse del hogar enrolándose en el ejército, es militar de carrera y está en un destacamento en Alemania. La menor es Isabelle, una chica dulce que padece de lento aprendizaje. Para superar esto, se la pasa anotando palabras, pues considera que el conocimiento da libertad y acerca más a la verdad.
En el transcurso de veinte años, no han sabido nada de la madre a ciencia cierta. Lo han comentado en muchas ocasiones y solían hacer preguntas a su padre, mismas que él respondía con evasivas. Alguna vez les dijo que había huido con un torero, lo que les hizo suponer que vivía en España. Al fallecer el padre, ya no hay a quién preguntarle.
La acción comienza cuando los cuatro han concertado reunirse porque alguien dijo que su mamá está por regresar.
El texto es fluido, interesante, muy humano y, por momentos, un tanto sarcástico.
En sus dos encomiendas Boris Schoemann realiza un trabajo sobresaliente. La traducción es exacta, los diálogos conservan la esencia del texto original. En lo que respecta a la puesta en escena traslada el relato a un lenguaje teatral pleno de fuerza y emotividad, y lo enmarca en un montaje de estética impecable, para lo cual diseña un trazo de artística teatralidad. Se arriesga rompiendo cánones. Coloca a sus actores en forma estratégica para formar figuras diversas. Propicia la magia teatral al prescindir de implementos escenográficos y hacer que el espectador vea con los ojos de la imaginación lo inexistente. A lo largo de toda la función, los actores permanecen dentro del foro y aun cuando no se encuentren en el foco escénico se mantienen encarnando a sus respectivos personajes. Aprovecha a fondo todo el espacio del foro. La distribución de las butacas hace que el espectador se sienta dentro del hogar y, por ende, más involucrado con la escenificación. El ritmo es ágil y coordinado. Brinda asistencia en dirección Ángela Graniel.
Por su parte, el elenco ofrece una extraordinaria labor histriónica, aunada a corporalidad, expresión facial y vocal. Los cuatro participantes tienen sobradas capacidades y una larga trayectoria teatral, además de lo cual ejercen la docencia. Ellos son: Indira Pensado, Carmen Mastache, Llever Aiza y Tania González Jordán.
Rodrigo Sosa es el responsable de los diseños de escenografía y vestuario. Atinado en ambos rubros. Para crear la atmósfera idónea le bastan una mesa y unas cuantas sillas, mientras que el vestuario es acorde a la naturaleza de cada uno de los personajes. Los vestidos de corte andaluz son una belleza. Coadyuva al entorno la bien administrada iluminación por parte de Hugo Sánchez.
La producción es de la Compañía Los Cuatro Gatos Linklater, cuyos integrantes conforman el elenco de LAS MUSAS HUÉRFANAS. La producción ejecutiva está a cargo de Raúl Morquecho S. y el encargado de difusión es Enrique Saavedra.
Atrévete a visitar a LAS MUSAS HUÉRFANAS, quienes no sólo te abrirán las puertas de su hogar, sino también su corazón. Un tema humano narrado en forma interesante. Cuatro seres marcados por el abandono que durante años han luchado por superarlo. Un hogar fracturado, dentro del cual se agita un torbellino de emociones. Estético montaje, actuaciones entrañables.
LAS MUSAS HUÉRFANAS se presenta los martes a las 20:30 horas en la SALA NOVO -al fondo del inmueble que ocupa el Teatro La Capilla-, ubicado en Madrid número 13 -casi esquina con Centenario-, en Coyoacán, Ciudad de México. El costo del boleto es de $200.00. Para reservaciones o información salanovo@teatrolacapilla.com La temporada concluye el martes 25 de abril de 2017.
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