LA MEDIACIÓN DE LA TORMENTA
Texto: Eugenia Galeano Inclán
Fotografías: Genny Galeano
Noviembre 2021
En general, siempre buscamos ser mejores personas y es costumbre popular hacer una lista de propósitos cada fin de año. Cuando elaboramos dicha lista a finales del 2019, no teníamos idea de que algo nefasto nos acechaba. Luego de disfrutar las fiestas decembrinas, degustar todos los platillos típicos de la época, sortear la cuesta de enero y regresar a nuestras actividades cotidianas, comenzamos a escuchar que había una crisis de salud en China porque había aparecido un virus desconocido.
Al principio, consideramos que la crisis nos era lejana y nos limitamos a compadecer a quienes la padecían, pero, a velocidad inaudita se propagó el virus y derivó en una pandemia mundial. Cayó como balde de agua fría para convertirse en impetuosa tormenta.
Millones de seres humanos en todo el planeta nos vimos precisados a adoptar nuevas formas de cuidados, como lavar manos en forma compulsiva, utilizar cubrebocas, guardar sana distancia, desinfectar superficies, limpiar a fondo lo que nos rodea, lo que ingerimos, lo que tocamos y someter todo a sanitización, así como a privarnos de reuniones, hacer visitas, actividades recreativas, culturales, deportivas y sociales, vacacionar, ir a restaurantes, bares, estadios, auditorios, cines, teatros y mucho más.
Si bien algunos continuaron yendo a su centro de trabajo, quienes tuvimos oportunidad de quedarnos en casa, nos confinamos en forma total y absoluta. La simple acción de salir a la calle nos atemorizaba y lo que prevalece es la incertidumbre. La pandemia arrolló todo, nos ha confrontado con una nueva realidad y ha sacado a flote nuestra vulnerabilidad.
Así mismo, tuvimos que aproximarnos a la tecnología. Quienes jamás habíamos hecho una compra en línea, vimos que era imperante aprender para poder aprovisionarnos desde casa de lo indispensable, pagar servicios o hacer movimientos bancarios.
En el encierro nuestra imaginación emprendió vuelo y no sabíamos ni qué pensar, llegó la desorientación y la pérdida de la noción del tiempo. Nos volcamos hacia nuestro sentir interno y nuestro hogar. Tuvimos la sensación de vivir en un mundo extraño y surgieron múltiples cuestionamientos, como, por ejemplo, ¿somos una especie de astronautas en un planeta ajeno?, ¿cuándo terminará esto?, ¿recuperaremos la cotidianidad anterior?, ¿lograremos salir adelante?.
En el encierro nuestra imaginación emprendió vuelo y no sabíamos ni qué pensar, llegó la desorientación y la pérdida de la noción del tiempo. Nos volcamos hacia nuestro sentir interno y nuestro hogar. Tuvimos la sensación de vivir en un mundo extraño y surgieron múltiples cuestionamientos, como, por ejemplo, ¿somos una especie de astronautas en un planeta ajeno?, ¿cuándo terminará esto?, ¿recuperaremos la cotidianidad anterior?, ¿lograremos salir adelante?.
En tanto que aún no tenemos respuesta para esas preguntas, vimos una luz de esperanza en las vacunas, nos vacunamos y estamos a la espera de que la pandemia termine. Nos duelen las vidas perdidas, los que se han contagiado, los que están luchando por recuperarse, los que padecen secuelas y quienes han perdido a seres queridos. De lo único que tenemos certeza es que han sido tiempos muy difíciles y que históricamente esta pandemia es lo que más ha impactado al mundo, tanto por su extensa propagación como por su larga duración.
El creador interdisciplinario Antonio Salinas pasó por las mismas sensaciones que todos los demás, pero, en lugar de sólo padecerlas o repudiarlas, eligió tomarlas como fuente de inspiración para un unipersonal donde las plasmó en un artístico collage escénico al que intituló LA MEDIACIÓN DE LA TORMENTA, conformado por danza, actuación, teatro de objetos y experimentación física y vocal, así como interacción con el público.
Antonio Salinas egresado de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea de México, con estudios en la Universidad de Palucca Schule Dresden Hochschule en Alemania y en el Movement Research de Nueva York, posteriormente, se formó como actor instruido por renombrados maestros. Antonio se ha desempeñado como bailarín, coreógrafo, actor y docente. Su brillante trayectoria profesional le ha llevado a ser reconocido como uno de los mejores bailarines mexicanos y ha pisado importantes escenarios tanto nacionales como internacionales. Así mismo, ha ejercido la docencia en diversas universidades de México y del extranjero.
A través de LA MEDIACIÓN DE LA TORMENTA, Antonio expone lo que ha atravesado durante la pandemia, dándonos a entender que todos hemos sentido lo mismo, lo que cambia es la forma de asumirlo. Nos hace sentir acompañados y nos sugiere un cambio de perspectiva. Si él logró mediar la tormenta con su arte, tenemos que buscar alguna manera de mediar la nuestra. Por supuesto, debemos seguir cuidándonos hasta que se logre desterrar del mundo la pandemia, pero no permitamos que el miedo y la incertidumbre nos impidan disfrutar de la vida, que es el don más preciado del ser humano. Mientras haya vida, hay esperanza. Enfoquémonos en los detalles que nos son gratos y agradezcamos lo que tenemos.
LA MEDIACIÓN DE LA TORMENTA tuvo una muy breve temporada a fines de octubre en la Plaza Ángel Salas del Centro Cultural del Bosque, pero es un montaje lleno de colores y luminosidad que todos deberían ver, así que confiemos en que pronto esté en cartelera nuevamente.
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