Aun cuando en México priva la violencia y a diario sabemos de agresiones sean del crimen organizado o no, feminicidios, asesinatos, conflictos armados, narcotráfico, asaltos, secuestros, violaciones, personas desaparecidas o desplazadas, fosas clandestinas y otros hechos repudiables, no hemos presenciado una guerra. En la niñez nuestra primera aproximación a las guerras se da en las clases de historia. Con el tiempo, por medio de la literatura, la cinematografía y los noticieros nos percatamos de los horrores de la guerra. Lo peor es saber que casi siempre hay un conflicto bélico activo en algún lugar del mundo. En la actualidad, con ayuda de los avances tecnológicos, podemos estar al tanto de lo que ocurre casi en tiempo real. En estos momentos, la invasión de Rusia a Ucrania nos mantiene en vilo. Las imágenes son impactantes y la destrucción nos aflige La resistencia de los ucranianos es sorprendente, tan solo escuchar durante las transmisiones el sonido de las sirenas de alerta de bombardeo hace que se nos enchine la piel.
Saber de una guerra dista mucho de vivirla. Por más que tratemos de imaginar el sufrimiento de los pobladores es difícil conocer su realidad. El escritor Max Aub experimentó la situación en carne propia y a través de MORIR POR CERRAR LOS OJOS plasma el sentir íntimo de las personas.
Max Aub nació en París, Francia en 1903, pero a temprana edad por un trabajo de su padre la familia se fue a vivir a Valencia, España. En ese entonces se libraba la Primera Guerra Mundial. Gracias a su facilidad con los idiomas, Max Aub fue quien más pronto se adaptó al cambio. Una vez terminados sus estudios, recorrió el país como comerciante viajero. A los 20 años adoptó la nacionalidad española y comenzó a escribir teatro experimental. En 1936 dio inicio la guerra civil, durante la cual, Max Aub acorde a sus ideas socialistas se comprometió con la República. En esa época incursiona en la cinematografía colaborando con André Malraux. Al terminar la guerra, decidió exiliarse en París con miras a trasladarse a México, pero justo cuando estaba a punto de viajar, fue detenido y recluido en distintos campos de concentración de Francia y del norte de África. Luego de tres años de encarcelamiento, gracias a la ayuda del escritor John Dos Passos logró embarcarse a México, donde ejerció el periodismo, escribiendo en diarios tan populares como Excélsior, en paralelo se dedica a la cinematografía, como autor, coautor, director, traductor de guiones y como docente en la Academia de Cinematografía. En 1944 fue nombrado Secretario de la Comisión Nacional de Cinematografía. En cuanto a su labor literaria y dramatúrgica, en esos años escribió San Juan (1943) y MORIR POR CERRAR LOS OJOS (1944), así como la obra de teatro La vida conyugal (1942) que resultó exitosa. Su trayectoria cinematográfica fue tan destacada que llegó a participar como jurado en el afamado Festival de Cannes e impartía conferencias por todo el mundo. A partir de 1987 se instituyeron los Premios Internacionales de Cuento Max Aub que otorga la Fundación Max Aub.
A través de MORIR POR CERRAR LOS OJOS, Max Aub ofrece una visión distinta de la guerra, no se enfoca en armas ni en destrucción sino en la naturaleza humana. Su relato muestra el entramado psicológico que conlleva estar dentro de un conflicto bélico. Describe el torbellino de pasiones que afronta cada individuo ante el temor de perderlo todo en un instante y la forma en que el instinto de supervivencia detona alguna característica en particular. Habla de engaños, espionajes, traiciones, mismos que pueden ser tan fuertes que sobrepasan los lazos de amistad, amor o familia. De la fina pluma de Max Aub sale una narrativa poderosa y vivencial que capta el interés de principio a fin.
El título que Max Aub eligió para su obra fue para alertar sobre los riesgos de no tomar partido ante el autoritarismo, toda vez que la neutralidad y el silencio frente a la represión favorecen al opresor. Se debe tomar en cuenta que la inacción es tan perniciosa como la colaboración y con frecuencia éstas se confunden. Lo paradójico es que, en lo personal, el autor abrió bien los ojos para vivir y logró hacerlo gracias a la resiliencia inherente a su forma de ser y al firme propósito de emigrar para labrarse un futuro en libertad. La acción está ubicada en Francia, al término de la guerra civil española, cuando decenas de miles de españoles e aventuraban a cruzar los Pirineos.
La anécdota principal de MORIR POR CERRAR LOS OJOS es la historia de dos hermanos españoles que se encuentran en Francia, uno exiliado republicano, el otro migrante supuestamente apolítico, y la interrelación de ambos con una sociedad francesa que no hace nada ante la inminencia de una invasión por parte de Alemania.
El estreno mundial de MORIR POR CERRAR LOS OJOS, bajo la dirección de María de Orduña se llevó a cabo a finales del año 2019 en la clausura de la ceremonia por los aniversarios de los 70 años de la OEI y del Ateneo, así como los 40 años del Colegio Madrid en Tlalpan. Luego, se nos vino la pandemia, pero, por fortuna, fue retomada y ahora se encuentra en temporada.
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