EL CANTAR DE ROLANDO
Texto y fotografías: Eugenia Galeano Inclán
Abril 2019
En las últimas décadas el mundo ha sufrido muchos cambios, algunos positivos, otros negativos. La ciencia y la tecnología han avanzado a grandes pasos. En varios sentidos se nos ha facilitado la vida, pero no podemos olvidar que también ha habido devastación. La deforestación, los experimentos nucleares, los plásticos y otras tantas cosas han derivado en el calentamiento global y en la extinción de algunas especies.
En particular, todos disfrutamos de la comunicación instantánea. Es sorprendente cómo podemos comunicarnos con alguien al instante aunque esté a kilómetros de distancia. Lo malo es que hay quienes se enajenan en el vasto entorno de las redes sociales. En lugar de visitar a alguien o ir a tomar un café con un amigo, sus conversaciones han quedado restringidas a las aplicaciones y sólo lo hacen a través de éstas, perdiéndose del calor humano que implica estar frente a frente.
Así mismo, los niños han cambiado sus hábitos en forma drástica. Antes se les leían cuentos para dormir, hoy prefieren ver programas de televisión. En lugar de ir al parque, a los columpios o salir a pasear con la familia, prefieren los videojuegos y el internet. Se han perdido los juegos rudimentarios, como las canicas, el trompo, la rayuela y mucho más, así como distracciones importantes que eran alimento para el alma. Por ejemplo, los circos que poco a poco han ido desapareciendo y cada vez son menos. Recuerdo que cuando era niña ir al circo era todo un acontecimiento familiar. No era algo que pudiéramos hacer en cualquier momento, porque teníamos que esperar a que llegaran en ciertas temporadas. Entrar a un circo era como sentirse en otra dimensión. Bajo una enorme carpa, nos llamaban la atención los aromas, las texturas, los colores, las golosinas y las tremendas destrezas de sorprendentes artistas que dedicaban horas y horas a lograr sus objetivos. Desde luego, la mayor atracción eran los animales, mientras que en el zoológico los veíamos en jaulas y de lejos, en el circo los teníamos cerca y gozábamos con todas sus gracias y peripecias.
Si quieren volver a sentir la sensación de entrar a un circo, en estos días se está presentando EL CANTAR DE ROLANDO de la autoría de Isaac Pérez Calzada, una obra que recrea muchas de las particularidades circenses.
La acción comienza cuando un hombre está en busca de una gasolinera o un taller para que revisen su auto que se le ha detenido en plena carretera. Luego de caminar encuentra un circo en medio del desierto. Tiene la esperanza de que alguien de allí le ayude con su problema. La verdad es que él no sabe nada de autos. Se dedica a la contabilidad, desde pequeño supo que esa era su vocación porque le encantaba contar todo lo que veía -los atardeceres, las manchas de los perros, las pecas en las manos de su abuelita-. Lo peor es que tiene mucha prisa, ha perdido tiempo tratando de que le arreglen su auto, tiene una cita muy importante con el señor Rabindranath, un hombre tan exigente que habría que cuadrarse ante él, y la fecha límite de su declaración de impuestos está por vencerse.
En el circo lo recibe Rolando, quien se presenta como el dueño de la CARPA ROLANDI. Tanto el contador como Rolando tienen sus propias preocupaciones. La comunicación es difícil, pues cada quien sólo piensa en lo suyo. Al final, Rolando acepta ayudar al contador, pero con una condición: tendrá que ver el espectáculo que está por comenzar y ayudarle si fuera necesario. Es así como el contador se convierte en espectador y tiene que participar en todos los actos circenses, que, por cierto, son muy variados: Hay magia, malabares, el hombre bala, un payaso, un ilusionista, una contorsionista, un oso amaestrado, un piano que no es piano, pero suena como tal, sombreros traviesos y hasta aros con fuego.
El texto creado por Isaac Pérez Calzada capta el interés de principio a fin, es muy divertido, todos los personajes están bien delineados y la acción es infinita. La mayoría de los actos circenses no salen como se espera, pero el mensaje es que lo importante es esforzarse e intentar, aun cuando no siempre se alcance la meta. Interesante la confrontación de dos seres tan distintos un cirquero y un hombre que pasa horas frente a un escritorio -uno de mente libre, otro que sólo piensa en números-. Los dos protagonistas se complementan el uno al otro y no sólo comparten diversión sino que aprenden mucho.
Paola Izquierdo realiza una labor de dirección extraordinaria, su trazo escénico es muy fluido. El montaje está pleno de dinamismo y comicidad. Los actos circenses los va hilvanando en tal forma que la acción es constante. Aprovecha a fondo el espacio. El desplazamiento de los intérpretes es variado. El ritmo preciso.
El elenco está conformado por Juan Acosta y por el propio autor, Isaac Pérez Calzada. Juan Acosta despliega gran versatilidad al interpretar a todos los que trabajan en el circo, puesto que no sólo da vida a Rolando, dueño, administrador y maestro de ceremonias del circo, sino a la taquillera y a todos los artistas que participan en el espectáculo. Isaac Pérez Calzada es el Contador, personaje que está en medio de la responsabilidad de llegar a tiempo a su compromiso de trabajo y el despertar de sus sueños y recuperar todo aquello que ha perdido. Ambos ofrecen una estupenda labor histriónica y corporal.
El concepto visual, la producción general y la ejecutiva, también están a cargo de Paola Izquierdo, quien invade el escenario con diversos elementos imprescindibles en un circo, bancas de madera, carpas, focos, escaleras, cajas, cubetas, pelotas, etcétera, logrando que el espectador se sienta realmente ante a un circo. La producción de escenografía es del Instituto Nacional de Bellas Artes -INBA-.
El diseño sonoro está bien armado y es idóneo para dar a EL CANTAR DE ROLANDO la atmósfera de un circo foráneo. La música incluye aquella que se acostumbra en películas para niños o en caricaturas y temas tan populares como los de Los Beatles, sin dejar de lado los típicos redobles que se escuchan en el circo para proveer de cierto suspenso a los actos que requieren de valor. El audio es de Gear Show.
Complementan el equipo creativo: Regina Morales Ramos en diseño de iluminación, Talía Loaria en coreografía, Javier Rendón Tovar (Mago Javy Poker) y Edrian Ilusionista en asesoría en magia, Ranni Garcés, Alberto Cerz y Jennifer Zamora Mápula en asistencia de producción, Sergio Carazo Cardona en atrezzo, asistencia de dirección y producción, y Pamela Rendón Echeverría en difusión y relaciones públicas.
Los productores asociados de EL CANTAR DE ROLANDO son: Arte Nuevo de México, Emireth Rivera y Género Menor.
Es un proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes -FONCA-.
Despéjate de tus problemas cotidianos, abre bien tus ojos y tu imaginación y acude a EL CANTAR DE ROLANDO, donde encontrarás un mundo de ilusión. Te aseguro que disfrutarás todos y cada uno de los actos circenses y te encantarán sus personajes. Igual y aprendes algo de magia o de prestidigitación. Un fabuloso montaje pleno de dinamismo y colorido diseñado para que chicos y grandes se diviertan.
EL CANTAR DE ROLANDO
se presenta sábados y domingos a las 13:00 horas en el
TEATRO SERGIO MAGAÑA
ubicado en la calle Sor Juana Inés de la Cruz número 114
colonia Santa María la Ribera
-cerca de la Estación San Cosme del Metro-
Ciudad de México
Duración aproximada: 70 minutos
Costo de la localidad: $149
Descuentos acostumbradas a estudiantes, maestros, personas con discapacidad, trabajadores de gobierno e INAPAM con credencial vigente
La temporada concluye el domingo 12 de mayo de 2019
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